He decidido dejar la ilusión atrás, aunque sea por un rato. Hasta el día de ayer me había resistido a entender que mi vida no se resolvería como en las películas. Si quiero un final feliz me tendrá que costar... mucho. Mis expectativas siempre fueron el resultado de esperanza, ambición y fantasía. Pensaba que valía la pena pasar malos ratos porque después todo se compensaría con un gran finale hollywoodense donde la heroína vive feliz para siempre.
Después de intentar remediar mil errores cometidos, me di cuenta que la búsqueda por encontrar cosas buenas no tenía porque ser tan complicada. Estaba muy ocupada buscando a Mr. Right que fui incapaz de detenerme y comprender que no caerá del cielo, yo forjo mi propio destino y lo maravilloso de una persona no se ve a simple vista. Estaba convencida que merecía algo mejor, e ingenuamente me culpaba por ser incapaz de encontrar equilibrio emocional.
Desde luego que merezco algo mejor, pero no porque la vida me lo deba, sino porque yo me lo debo a mí misma. Me debo a mí misma dejar de estar esperando que el amor perfecto toque a mi puerta y entender que para ser feliz al lado de alguien me tengo que dejar querer. Basta soñar despierta porque eso no resuelve nada. Va a ser un cambio difícil, y ¿para qué miento? Me aterra.
En estos pocos minutos en que mi mente, harta de esperar que todos sus deseos se cumplan por arte de magia, entró en un estado de prudencia y sensatez, tomé la decisión de darle una oportunidad al ahora. Vale la pena, lo se.
Después de intentar remediar mil errores cometidos, me di cuenta que la búsqueda por encontrar cosas buenas no tenía porque ser tan complicada. Estaba muy ocupada buscando a Mr. Right que fui incapaz de detenerme y comprender que no caerá del cielo, yo forjo mi propio destino y lo maravilloso de una persona no se ve a simple vista. Estaba convencida que merecía algo mejor, e ingenuamente me culpaba por ser incapaz de encontrar equilibrio emocional.
Desde luego que merezco algo mejor, pero no porque la vida me lo deba, sino porque yo me lo debo a mí misma. Me debo a mí misma dejar de estar esperando que el amor perfecto toque a mi puerta y entender que para ser feliz al lado de alguien me tengo que dejar querer. Basta soñar despierta porque eso no resuelve nada. Va a ser un cambio difícil, y ¿para qué miento? Me aterra.
En estos pocos minutos en que mi mente, harta de esperar que todos sus deseos se cumplan por arte de magia, entró en un estado de prudencia y sensatez, tomé la decisión de darle una oportunidad al ahora. Vale la pena, lo se.