Friday, November 13, 2009

The Best [better] Man [woman]

La semana pasada viví una experiencia que espero se repita muchas veces en mi vida. Dentro de mi generación, el primer miembro familiar cercano se ha casado. Las bodas son generalmente ocasiones felices. Vas, te diviertes, felicitas a los novios. Raras son las ocasiones donde esa boda es para ti una celebración que puedes ver como personal.

Mi único primo hermano paterno se casó. Desde hace 15 años se mudó del país y conoció a una chica encantadora. Cuando decidieron casarse me escogieron como parte de los testigos en la ceremonia. Es costumbre que los miembros familiares más cercanos de los novios sean los padrinos. En la tradición norteamericana por parte del novio el best man, por parte de la novia la maid of honor. En esta ocasión, el hermano de la novia y yo fuimos los elegidos. O sea, él la maid of honor y yo el best man.

Como, me imagino, han visto en varias películas es típico del best man hacer el brindis en la fiesta. Ya saben, contar anécdotas embarazosas y chistes seguidos de un rim shot. La boda fue en Querétaro y llegué justo un día antes para el rehearsal dinner. Al acabar la cena se acercó mi primo y me pidió que hiciera un brindis en la fiesta, ya saben, como el best man. Dije que claro que sí, seguido en mi mente por un 'oh shit, ¿y qué voy a decir?'

Al día siguiente teníamos que madrugar y hacer mil cosas antes de la ceremonia a medio día. Entre  ratos, escribía notas de cosas que se me iban ocurriendo (y cosas que googleaba). Acabé con unas cuantas líneas y una idea más o menos clara de lo que quería decir. Lo escribí en inglés porque era un mensaje que quería dar a ambos, y ella no habla español. Además tenía que memorizarlo, no podía sacar mis hojitas rayoneadas.

Llegó el momento. Tenía que hablar. Yo, helada (porque hacía un frío de los tres mil carajos). Con trabajos me acordaba de lo que quería decir. Pero mágicamente salió, todo lo que quise haber dicho empezó a formarse como si viniera de la nada.

¿Qué dije? Comencé presentándome y hablando de mi relación con el novio. Desde luego un rollo  sentimental acerca de la distancia entre dos personas y cómo ésta no es impedimento para una relación cercana. Después hablé de la novia un poco y de que nos había encantado conocerla y estábamos muy felices de que se casaran. Y cerré con un mensaje más universal, algo de lo cual podríamos aprender fácilmente. Les agradecí, a nombre de todos, que nos dejaran ser testigos de una unión basada en el amor, el respeto, la confianza y la convicción de que se casaban no porque creyeran que podían vivir el uno con el otro, sino porque sabían absolutamente que no podrían vivir el uno sin el otro.

Para Juan y Ania. 

Sunday, November 1, 2009

Bustin' a move

Desde la primera vez que vi Singin' in the Rain quedé absolutamente fascinada por Gene Kelly y su manera de bailar. Muchos me podrán decir que el mejor bailarín en la historia del cine es Fred Astaire. Posiblemente, pero Gene Kelly inovó. Astaire era más clásico mientras que Kelly no tenía miedo de mezclar diferentes técnicas y darle un feel más natural al tap. Decían que Kelly estaba loco, filmó la  afamada escena bajo la lluvia cuando tenía 40 grados de temperatura en una sola toma. Durante el rodaje sus coestrellas, Debbie Reynolds y Don O'Connor tenían pavor de equivocarse pues Kelly se desquiciaba si alguien arruinaba una toma. Reynolds con los pies sangrantes tenía que sonreír ante la cámara para no hacer perder tiempo a la estrella. Su tiranía, directamente proporcional a su talento. El hombre podía cantar, bailar, actuar y dirigir con un carisma que hoy cualquier actor envidiaría. 

En los 50 y 60 parecía requisito cantar, bailar y actuar para ser estrella. Hoy es raro encontrar eso fuera del teatro musical. Han intentado traer de regreso el cine musical a Hollywood y hasta ahora ha funcionado bastante bien. Pero este año vino algo distinto, actores originalmente de Broadway traídos a la televisión. Glee. No es precisamente televisión musical pues los números no son parte de la historia sino son sus interpretaciones/ensayos como el "club de la felicidad" en una escuela. No importa, es igual de mágico.

Matthew Morrison interpretó a Link con el ensamble original de Hairspray en Broadway y ahora interpreta a Will Schuester, un profesor de español que decide reabrir el club de glee. Mr. Schuester se ha encargado de traer de nuevo la ilusión que, para mí, tenía ver a Gene Kelly bailar. Desde luego el baile es completamente distinto, ahora el sex appeal es evidente. Deja la galantería anticuada del tap y toma las cualidades lascivas y carnales del baile contemporáneo. The boy can move.

Gleeks: Voto por un mash-up