Con motivo de la próxima celebración de Halloween les tengo una historia de terror. ¡Les juro que sí pasó! No fue en tierras lejanas, ni en la mitad de un bosque oscuro en una noche lluviosa. Pasó más cerca de lo que se imaginan, y no cercano en distancia, sino cercano en ideologías y principios.
Halliburton es una corporación gringa que presta servicios en yacimientos de petróleo. KBR, una de sus subsidiarias, construye refinerías y plantas. Halliburton/KBR fue elegida para prestar servicios en Iraq desde el 2003, esto ha sido severamente criticado por los lazos que sostenía con el ex vicepresidente Dick Cheney y el gobierno de W.
Jamie Leigh Jones, ciudadana estadounidense, trabajaba para KBR en Irak. En 2005 fue drogada, atacada y violada por más de uno de sus compañeros de trabajo. Después fue encerrada en un compartimento de embarque, sin agua y sin comida durante un día para evitar que reportara a los atacantes. Uno de los guardias le prestó su celular para que llamara a alguien en Estados Unidos. Su padre se puso en contacto con de la embajada en Bagdad y se la llevaron.
En 2007 Jones intentó demandar a KBR y la compañía alegó que su contrato aclaraba que cualquier denuncia hacia la empresa sería tratada en un tribunal privado. Sin jueces, sin jurado, sin algún registro público o legal. Para todo fin práctico, no los puedes demandar ante la justicia gringa. Por lo tanto, si decides violar a tu compañera de trabajo estás protegido. Desde luego el tribunal de KBR no encontró pruebas suficientes y nunca se hizo un juicio. Bajo la ley estadounidense cualquier corporación podía manipular contratos para que estuviran por encima de la ley federal, incluso en materias tan delicadas como el abuso sexual.
¿Alguien se acuerda de Al Franken? Un dude con lentes y pelo esponjado que daba las noticias en Saturday Night Live. Bueno, ahora es senador. Hace un mes propuso una enmienda que prohibe que cualquier contrato niegue a sus empleados la posibilidad de demandar a sus empleadores. En las palabras de Jon Stewart, "If ever there was a time for the unanimous passing of an amendment, the Franken Anti-Government Contractor Rape Liability bill would seem to be that." ¿O no?
Bueno, aún después del circo mediático y la exposición de todos los crímenes y violaciones a los derechos humanos cometidos por gringos en Irak, 30 senadores votaron en contra de la enmienda argumentando que no es trabajo del Senado intervenir en contratos privados.
A ver, ¿queeeé? Si los senadores no están para proteger a los ciudadanos y regular la manera en la que se hacen negocios en su país, ¿qué chingados hacen entonces? Porque además de todo, el gobierno va a seguir haciendo negocios con una compañía que protege a violadores. El dinero de los impuestos va a seguir yendo a los asquerosos de KBR. De miedo.
Más allá de las convicciones políticas es un asunto de proteger a sus ciudadanos sin importar en dónde trabajen o qué contratos hayan firmado. Así haya sido una empresa relacionada con el presidente o con el Papa no debe tener inmunidad en un claro caso de violación a un derecho humano universal.
Jamie Leigh Jones, ciudadana estadounidense, trabajaba para KBR en Irak. En 2005 fue drogada, atacada y violada por más de uno de sus compañeros de trabajo. Después fue encerrada en un compartimento de embarque, sin agua y sin comida durante un día para evitar que reportara a los atacantes. Uno de los guardias le prestó su celular para que llamara a alguien en Estados Unidos. Su padre se puso en contacto con de la embajada en Bagdad y se la llevaron.
En 2007 Jones intentó demandar a KBR y la compañía alegó que su contrato aclaraba que cualquier denuncia hacia la empresa sería tratada en un tribunal privado. Sin jueces, sin jurado, sin algún registro público o legal. Para todo fin práctico, no los puedes demandar ante la justicia gringa. Por lo tanto, si decides violar a tu compañera de trabajo estás protegido. Desde luego el tribunal de KBR no encontró pruebas suficientes y nunca se hizo un juicio. Bajo la ley estadounidense cualquier corporación podía manipular contratos para que estuviran por encima de la ley federal, incluso en materias tan delicadas como el abuso sexual.
¿Alguien se acuerda de Al Franken? Un dude con lentes y pelo esponjado que daba las noticias en Saturday Night Live. Bueno, ahora es senador. Hace un mes propuso una enmienda que prohibe que cualquier contrato niegue a sus empleados la posibilidad de demandar a sus empleadores. En las palabras de Jon Stewart, "If ever there was a time for the unanimous passing of an amendment, the Franken Anti-Government Contractor Rape Liability bill would seem to be that." ¿O no?
Bueno, aún después del circo mediático y la exposición de todos los crímenes y violaciones a los derechos humanos cometidos por gringos en Irak, 30 senadores votaron en contra de la enmienda argumentando que no es trabajo del Senado intervenir en contratos privados.
A ver, ¿queeeé? Si los senadores no están para proteger a los ciudadanos y regular la manera en la que se hacen negocios en su país, ¿qué chingados hacen entonces? Porque además de todo, el gobierno va a seguir haciendo negocios con una compañía que protege a violadores. El dinero de los impuestos va a seguir yendo a los asquerosos de KBR. De miedo.
Más allá de las convicciones políticas es un asunto de proteger a sus ciudadanos sin importar en dónde trabajen o qué contratos hayan firmado. Así haya sido una empresa relacionada con el presidente o con el Papa no debe tener inmunidad en un claro caso de violación a un derecho humano universal.