Soy partidaria de la idea de pensar que se puede vivir enamorado. No bajo el enamoramiento hormonal y efímero, sino profundamente enamorado. Posiblemente se trate de la parte más ingenua de mí, aquella que cree en el amor como causa y efecto de todo.
Finalmente no es algo que podamos comprobar contundentemente, habrá quienes aseguren que no es posible, habrá otros que digan que sí. Es cuestión de aventurarse a intentarlo: enamorarse de alguien para siempre.
El esquema de relaciones humanas ha cambiado drásticamente. Tal vez sea un mismo reflejo de cómo hemos ido evolucionando. No quiero sonar nostálgica ni ver las cosas del lado menos favorable, pero somos parte de la generación del consumismo desechable. ¿Qué tan fácil sería traducir eso a las relaciones sentimentales que establecemos?
No trato de equiparar el vínculo persona-cosa con persona-persona, pero definitivamente la visión ha cambiado. Necesitamos renovar constantemente lo que tenemos por algo mejorado, diferente, a la moda. Es parte de lo que caracteriza a nuestra generación. ¿Nos hemos acostumbrado a disponer de las relaciones como de cualquier otro bien material?
Todo depende de cómo lo querramos ver. Un desesperanzado melancólico diría que se ha perdido toda seriedad en cuanto a las relaciones de pareja. Un cínico pensaría que si encontramos comodidad en eso, no debería ser un problema. Pero no queremos ser ninguno de ellos.
Es bastante evidente que la manera en que nos manejamos interpersonal y sentimentalmente ha cambiado, especialmente en los últimos años. Es raro (o al menos cada vez menos común) encontrar una relación que perdure. Sin duda es resultado de la transformación social: vivimos más, comenzamos a pensar en la equidad de género, tenemos vidas menos dedicadas y más fatigosas.
Ahora, pensemos. Puede tratarse de un cambio completo de esquemas que incluya a las relaciones interpersonales. Vivimos más tiempo, y cambiamos a lo largo de los años. Tal vez no basta con tener una sola relación por el resto de nuestras vida. Posiblemente cánones sociales como el matrimonio (o la misma monogamia) se hayan vuelto obsoletos y nos encontremos ante un nuevo precepto completamente distinto.
No podemos descartarlo. Cualquier norma social tiende a cambiar, y aparentemente nos encontramos transformando por completo un paradigma histórico.
Independientemente de cualquier convención social, me parecería absolutamente maravilloso poder encontrar que es posible vivir enamorada de la misma persona el resto de la vida. No necesariamente tiene que tratarse del delirio o el encaprichamiento inicial, es sentirte realizado sentimentalmente... permanentemente.
Me emociona pensar que así será.
2 comments:
Lo que buscas es un mito, un imposible, una locura, una pérdida de tiempo, una necedad, un absurdo.
Eso dicen los escépticos de siempre ante lo extraordinario, ya sea viajar a la luna, cruzar el atlántico... o encontrar el amor eterno.
Nos arropamos de estadisticas. Nos escudamos en la experiencia previa. Nos atrincheramos tras los miedos. Todo con tal de evitar el fracaso y la frustración.
Pero los que trascienden en la historia siempre son los que acallan el cinismo y logran aquello que se antojaba imposible.
Lánzate y demuestrale al mundo que el amor eterno existe. Tienes una cita con la historia.
Yo creo lo que dices natz pero, por mi parte, me gustaría matizar un par de cosas. Me parece que la posición que defienda la idea de que no es posible enamorarse para siempre es la más débil; es decir, nosotros sólo debemos probar un caso en el cual eso sea falso (probar que alguien se haya enamorado por siempre) y ya habremos ganado, en cambio nuestro contrincante deberá dar una prueba que corra para todos los casos humanos y que muestre que es imposible que eso suceda. Aún más, me vienen a la mente casos en los cuales esto de hecho es así, para aclarar las cosas creo que sería bueno decir qué estamos tomando por enamorarse.
Otra cuestión es que no creo que los paradigmas de las relaciones sociales tengan una relación estrecha con esto. Sí hay un cambio en las formas en las que convivimos y creo que la analogía con las cosas es muy acertada, pero haya un cambio o no, uno puede enamorarse por siempre. Sí, la mayor parte de la gente hace, hacemos, lo que la mayor parte de la gente hace, hacemos, pero eso no cuarta nuestras capacidades. Tal vez como diría Sabines, ser de aquellos que creen en el amor como una lámpara de inagotable aceite o como testiga Gorostiza:
Tiene el amor feroces
galgos morados;
pero también sus mieses,
también sus pájaros.
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