En junio de 2006 pasé 4 semanas tomando un curso de
filmmaking en la ciudad de Nueva York. Platicando de tonterías, específicamente Tom Cruise, me enteré de que uno de mis compañeros del curso era miembro de la mal afamada iglesia de la cienciología. Silencio incómodo. "¿Desde hace cuánto?", le pregunté. "Desde... siempre", dijo. Qué bueno que pregunté si alguien era cienciólogo antes de empezar a burlarme de ellos. Algo dentro de mí (pocas son las ocasiones, lo admito) me impulsó a pensar antes de hablar.
Más tarde en una estación del metro me encontré con una mesa con un mantel blanco, encima un letretro que leía: "FREE STRESS TEST". Vi que detrás de la mesa estaban dos o tres personas, muy bien vestidas, que parecía que alguien les hubiera atornillado una sonrisa a la cara. Tenían unos libros encima, alcancé a leer el título: "Dianetics". Atraían a todos los que pasaban con su sonrisota y sus ganas de quitarte el estrés. Cada vez me fascinaba más esta onda. ¿De qué se trataba exactamente?
En una de las zonas con el
office space más caro en el centro de Manhattan estaba un edificio, imponente y con una fachada reluciente,
Church of Scientology. Me detuve a leer la mampara frente a su puerta. Nunca había leído algo tan ambiguo y cantinflero, leerlo me confundió más. Utilizando expresiones como "reactive mind" y "spiritual healing" era imposible entenderlo. Hoy estoy segura que ahí está el chiste, marear a la gente con términos inventados, ah y prometer la felicidad.
Dianetics is what the soul is doing to the body through the mind.
Ya les quedó clarísimo, ¿no?
Bueno, ahora moría de ganas de saber. Aquello se había convertido en un enigma, estaba fascinada. Días después decidí regresar al edificio. Entré. Al centro, una señora detrás de un mostrador me dio la bienvenida. Libros por todos lados, no como los verías en una librería, sino como en un Price Club. Todos eran el mismo libro.
Aquí mete la mano el destino. 30 segundos antes de que yo entrara a la tienda/iglesia, entró alguien más. Cuando la
Bedford Wife que tenían por recepcionista/cajera me saludaba, el último auditor disponible se fue sobre el sujeto que entró antes que yo. El auditor me vio y cordialmente me dijo, "No te vayas, ahorita viene alguien". Se fue platicando felizmente.
Caminé y observé. En el centro había unos cuartitos con paredes de crsital. Dentro no cabían más de tres personas, tenían un escritorio, de un lado estaba un auditor y un humilde cristiano del otro. Tomé uno de los libros y lo hojée. Lo mismo, no entendía nada. Veía a mi alrededor y me ponía nerviosa. ¿Qué chingados hacía yo ahí? Puse el libro de regreso y me dirigí a la salida. El señor auditor me ve subir las escaleras y corre hacia mi. Me toma del brazo y me dice "¿Ya te vas? ¿Por qué? ¡Quédate!" Ni me acuerdo que le contesté. Rumbo a la salida la recepcionista también me pidió que me quedara. Qué miedo.
Si iba a investigar acerca de la cienciología iba a ser por mi propia cuenta, sin tests de felicidad ni rollos confusos. Me topé de todo. Desde historias de terror de ex-miembros en los setenta, hasta las páginas mejor armadas para promover su religión. Te enteras de que la mitad de tus actores/cantantes favoritos pertenecen a esta iglesa, te decepcionas y luego lo superas un poco. Me topé con una entrevista donde Tom Cruise parecía cyborg programado a hablar sin decir algo realmente. Es impresionante.
*cue Mission Impossible Theme* (I kid you not)
"[A Scientologist] has the ability to create new and better realities and improve conditions."
Whaaa?
Uno de los requisitos para entrar (además de ser putrimillonario) es estar bien pinche loco
Y después habla de como algún día en el futuro, en los libros de historia, se leerá acerca de los
SP, osea los no-cienciólogos, osea nosotros.
Hoy tengo en mis manos, gracias a una fuente secreta (¡ja!), una copia del newsletter de la cienciología para latinoamérica. Mi obsesión no cesará. Viene un artículo del próximo edificio de
Ideal Organization (les encantan las palabras bonitas) en la Ciudad de México. Una cosa gigantesca y hermosa en las lomas, que según
International Scientology News es el Beverly Hills latinoamericano.
Es el mejor negocio que a cualquiera se la haya ocurrido. Véndele a la gente (muy, muy caro) la oportunidad para ser aceptada dentro de un grupo que constante y redundantemente le va a decir lo que quiere escuchar. Pero hazte pasar por religión para no pagar un centavo de impuestos.
Tal vez mi fascinación se deba un poco al temor que tal vez algo, muy dentro de sus teorías cantinfleras, valga la pena. ¿Qué hubiera pasado si hubiera entrado 1 minuto antes al centro de cienciología?
*Este post no busca criticar las creencias religiosas
de ningún individuo, es solo un debraye de
cómo surgió uno de mis hobbies.